Durante los últimos siglos hemos vivido en un entorno en el que la economía lineal era predominante. Es decir, tomábamos los recursos del planeta y, cuando dejaban de sernos útiles, los desechábamos sin pensar en si podían o no darnos una segunda vida útil. La contaminación y el cambio climático han dado un giro a esa perspectiva y nos han llevado a considerar a la economía circular como la única solución posible. Un concepto en el que encaja perfectamente la destrucción documental.
Pero ¿qué es la economía circular?
Se trata de una estrategia que persigue el objetivo de reducir al mínimo la entrada de materias primas vírgenes en el mercado y, con ello, evitar la producción de desechos. Evidentemente, el reciclaje es uno de sus principales pilares. Si utilizamos un material tantas veces como sea posible, no tendremos la necesidad de extraerlo de los recursos naturales del planeta y tampoco acabarán en un vertedero al cabo de pocos meses o años.
Sin embargo, el concepto de economía circular no se queda ahí. También hace referencia a la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables y a la diversificación como única vía para alcanzar la resiliencia en los ecosistemas. Incluso, a menos escala, trata de concienciarnos acerca de cómo debemos reducir los residuos que generamos en nuestra oficina o despacho.
La destrucción documental certificada y su papel en la economía circular
Todas las empresas, con el paso de los años, acaban acumulando una enorme cantidad de documentación en papel y en otros soportes físicos. Unos elementos que ocupan bastante espacio y que, con el paso de los años, dejan de tener validez. Sin embargo, al albergar información protegida por la Ley General de Protección de Datos, su eliminación debe realizarse de forma segura y siguiendo unos criterios. Ahí es cuando entran en juego los protocolos de destrucción documental certificada.
Si pensamos en el papel, el reciclaje es un método de eliminación de esa información tan efectivo como el fuego, por ejemplo. Sin embargo, no conlleva la destrucción definitiva del material ni la emisión de gases contaminantes a la atmósfera. La celulosa utilizada para su primera fabricación puede usarse en repetidas ocasiones para generar nuevo papel y así reducir el consumo de recursos.
Lo mismo puede decirse de los discos duros de ordenador, de los discos compactos (CD o DVD) de datos, etc. Estos dispositivos son fabricados a partir de metales y derivados del plástico que pueden utilizarse, una vez sometidos al tratamiento de reciclado adecuado, en nuevos aparatos electrónicos o en muchos otros objetos de utilidad en muchos sectores.
Por tanto, contratar los servicios de una empresa especializada en la destrucción documental no solo te permitirá eliminar aquellos documentos con información confidencial de forma rápida y segura. Además, te servirá para reducir el impacto que tu empresa deja sobre el medio ambiente y para poner tu granito de arena en ese concepto imprescindible para la supervivencia del planeta como es el de la economía circular.